La Imagen

La Imagen

Siempre creí en eso de: “La imagen no es todo” pero, hoy me pedís que escriba sobre una. Es una imagen que busco en mi mente y no logro encontrar. Tal vez, si me siento en aquella plaza en la que los árboles se mueven al son del viento y las parejas de la mano caminan mientras la joven que corre con su taza de café recibe los piropos de los obreros de la nueva torre a punto de nacer y mira con desdén, mientras esconde su orgullo renacido. Ahora siento un cierto toque nostálgico y me pongo a pensar en que nada de eso me identifica, si es que alguna vez lo hizo y esa imagen se vuelve una cruel estocada que parte mi corazón en diversos y asimétricos pedazos que no llegan a nada más que la frustración de no haber dado con mi objetivo.
Sigo, no te sientas enojado conmigo, pues busco y busco imágenes donde sea, así me encuentro a varias cuadras de mi primer parada, que tan solo me regaló un par de bancos visitados desde el cielo por palomas que dejaron sus recuerdos, cual graffittis de jóvenes entusiasmados por plasmar sus ideas, solo que están en el idioma palomeril y no logro comprender. ¿Serán revolucionarias? ¿Serán oficialistas? O ¿Tan solo habrán puesto una nueva publicidad sobre un nuevo y enriquecedor fin de semana largo en la playa?
Camino entre personas que me ofrecen variadas emociones en sus rostros, desde esa persona que está ensimismada en una charla telefónica con alguien que parece indicarle cuál es el índice de la bolsa y en qué debería invertir el día de mañana, el mismo que sin querer se choca con los dos amigos que van del brazo mientras disimuladamente se quieren confundir en un beso que no logre llamar la atención de nadie, creo que desean guardar con tanto celo ese sentimiento incontrolable, que finalmente se pierden en otro mar de caras que sonríen, miran, esperan al semáforo y algunas con vacilación y un aire de pedantería barata cruzan entre los automovilistas que tocan sus bocinas solo por rutina, porque tocar la bocina les da un cierto poder.
Van 20 cuadras que, no me dejaron imagen alguna para que pueda escribir, alguna que me de un conflicto y mi cerebro que se empecina en inventar algo que te sorprenda y vuelva a dejarme como la escritora frustrada que siempre quise ser y una lágrima rebelde se escapa por mi cara y no puedo disimularla. De todos modos, creo que a nadie le importa, pues mientras entro en la estación del tren a la espera de algo que me ilumine, soy una más que tras sus lentes de sol, esconde la desilusión en una mirada que nunca logrará llegar al corazón de esa persona que suelo ver y de la que no puedo decir una palabra. Pues esa imagen aún no se ha formado en el mundo real y nada me da para que el tronco del conflicto, del que tanto hablás, pueda iniciarse.
Esta imagen que, se ha vuelto una obsesión y me hace admirar aún más los cuadros de Hopper o de Munch y me vuelve más y más fanática de Magritte… pero ninguno de ellos está ahí para dibujarme algo pequeñito que me inspire. ¿Qué es la inspiración? ¿Cómo se la llama? ¿Será realmente este mi llamado de la naturaleza? Y mientras me pregunto todo en silencio y no encuentro respuestas, más allá de la certeza de mi inutilidad para expresar lo que siento, se escucha el lejano traqueteo y ese silbato insistente del tren y los que corren para encontrar un buen asiento, entre ellos uno que me pregunta:
-        -  ¿Este va hasta Retiro?
-        -  Si, claro
-        -  Gracias
-        -  De nada
Y mientras sube y veo como se aleja, creo que tal vez, esté huyendo de algo y tenga en su bolsillo un boleto sin vuelta hacia un lugar que desconozco pero me encantaría conocer.
El tren partió y junto a él se van mis ansias de hacer que esa imagen se plasme en el cuaderno que llevo bajo mi brazo y emprendo mi vuelta con una decepción que, podría hacer que el vuelo de las palomas en círculos que rodean el cielo hasta juntarse en una “v” imaginaria, se desarme en tan solo segundos pero, ¿para qué molestarlas si ellas no me hicieron nada?
Nada y más nada… y ahí quedó este intento… guardo mi cuaderno en el bolso, enjuago mis lágrimas y vuelvo a mis auriculares mientras Fito canta “Ambar Violeta” y envidio ese arte de hacer que algo tan simple se pueda volver poesía. ¿Y la imagen? No está y me doy cuenta que “La imagen lo es todo para vos”.

0 Response to "La Imagen"

Seguidores